31 de mayo de 2013

MAMÁ…Y QUE VOY A ESTUDIAR? / CERTEZA FINANCIERA

MAMÁ…Y QUE VOY A ESTUDIAR?

“Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto”….. Leonardo Da Vinci.

En el trajín generacional, vienen tiempos de decidir como padres, a dónde y que estudiarán nuestros hijos? Ayer llegó a mis manos un análisis auspiciado por el Centro de Investigación para el Desarrollo, AC –CIDAC-, y que traza la vertiente complicada sobre el cauce a tomar en la formación de nuestros hijos, a sabiendas que una mala decisión educativa no sólo priva al universitario de obtener mejores ingresos, sino que en el lapso de tenencia académica le genera una inversión adicional. Sabemos que no tardan nuestros jóvenes en confrontar un ambiente laboral y educativo distinto al actual, en virtud de las transformaciones en esos rubros que ha tenido México.

En Nayarit, existen cada día más alternativas en nivel medio superior –Preparatorias, CETIS, CONALEP, escuela privadas, entre otras- hasta aquí “no hay pierde”, la mayoría busca entronizar a sus hijos en la formación antesala a la definición de sus talentos que es en el nivel superior. Es en este nivel en donde inicia el laberinto de empatar el talento con las opciones en el mercado de la educación, el alumno se adapta a las circunstancias económicas de la familia, y analizan entrar a universidades privadas fuera del estado ITESM, ITESO, UNIVA, UVM, UAG, o públicas UAN, UNAM, IPN, UdeG, UAEM, UAS, Tecnológico de Tepic, Universidades Tecnológicas y escuelas locales privadas Univam, Univer, Nueva Galicia, Vizcaya, Álica, UNE y otras más.

Entre los argumentos resultantes para elegir se encuentran las 14 formas siguientes y no recomendables:
“Me queda cerca de mi casa”; “Me gusta el ambiente”; “Ahí estudian mis hermanos”; “Es donde van a meterse la mayoría de mis amigos”; “Está padre”; “La carrera me latió”; “Es en la que me aceptaron”; “Es la que puedo pagar”; “Es en la que me dieron beca”; “De ahí sales bien preparado”; “Fulanito estudió eso y es muy exitoso”; “Pus nomás”; “Cualquier carrera de todos modos voy a entrar a la política”; o el lamentable clásico “Quería una carrera en donde no tuviera que llevar matemáticas”.

Hoy en día en que la competencia laboral arrecia, y dado el excesivo número de estudiantes y egresados universitarios en contraposición a las oportunidades de empleo, en esa inercia confrontamos que la inversión en educación aumenta y la velocidad de los cambios en el entorno económico, tecnológico e industrial se acelera, el costo de la decisión de elegir se hace más notorio; es la primera decisión importante en la vida del estudiante y de los padres, pues conlleva un cambio de residencia, desapego familiar y en muchos de los casos implica un sacrificio económico en aras de encausar el talento de nuestros hijos, y evitar ser parte del 40% de profesionistas que no ejercen la carrera transitada. Ahí el motivo de la proliferación de diplomados, talleres maestrías, posgrados, a manos llenas, con afán de re-capacitarse o de “reinventarse”, aclarando que muchos de ellos son apropiados para actualizarse en procedimientos, normatividad, herramientas, o para rellenar los huecos que les quedaron de la carrera.

Es de suma importancia determinar el costo-beneficio actual y proyectado de la decisión, basada en:
a)  Una tabla o ejercicio comparativo en el que se relacionen diferentes carreras con diferentes trayectorias profesionales, niveles de sueldo, probabilidades de ser contratado y expectativas de crecimiento profesional;
b) Una corrida financiera en donde se estime el valor presente del costo de una carrera universitaria y se exploren diferentes escenarios de sueldo y crecimiento;
c)  Un análisis de cuáles serían las carreras, trabajos e industrias del futuro y qué universidades conectan mejor con esos pronósticos.

Por ello, el uso de información y datos por parte de las universidades, se tornan indispensables para no “meter las dos patas” identificar las competencias o habilidades que cada carrera ofrece -¿análisis de mercado? ¿herramientas estadísticas y de probabilidad? ¿razonamiento matemático? ¿argumentación? ¿programación por objetos? ¿pensamiento de sistemas?-; y conocer la demanda presente y futura de cada una de ellas; sería de utilidad extrema que las universidades informaran sobre sus egresados (¿dónde trabajan? ¿en qué industrias? ¿cuánto ganan? ¿cuál es su trayectoria a los diez a años de haberse titulado?); y a la vez, en aras de aquilatar su posicionamiento laboral, difundan a detalle qué tipo de prácticas profesionales o de campo realizan, pues éstas ayudan a garantizar la vinculación académica con el sector productivo o área de desarrollo profesional, y garantizarían al estudiante experiencia desde antes de graduarse –en ocasiones un pequeño sueldo-, con la posibilidad de afianzar su colocación laboral en ese nicho productivo.

Estos argumentos, tanto para carreras económico-administrativas que de ciencias exactas, sociales o humanidades son válidos, con la premisa, de que actualmente, es aislada la información o análisis que se menciona y no está al alcance de los padres. Igual, muchas universidades no tienen el menor incentivo a ofrecer dicha información. ¿Para qué complicarse la vida y darle colmillos al cliente? Como demandantes de servicios educativos, pongámonos “agujetas”, entre más pensemos en el aprendizaje de competencias y menos en la carrera como una carísima “caja negra” que mágicamente trae pegado un empleo, entre más le exijamos a las universidades, y entre más nos alejemos del “pus nomás” o del “para no llevar matemáticas” como argumentos para elegir carrera y universidad, más obtendremos de la educación superior como estudiantes, padres de familia -y de nuestra inversión en ella, por vía de colegiaturas o impuestos- en beneficio de nuestra sociedad mexicana. Mi colaboración está basada en el análisis realizado por Ernesto García y Jaime Martínez 13 pésimas formas de elegir carrera/Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. En Nayarit podemos, si podemos!!… http://certezafinanciera.blogspot.com
C.P.C. FELIPE ALFREDO ORTIZ BENAVIDES / TEPIC, NAYARIT

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los que no tiene trabajo son "profecionistas" que no son capaces de desempeñar su trabajo adecuadamente