8 de diciembre de 2009

NUBES Y FRÍO

NUBES Y FRÍO

Sorpresivo el clima actual sobre la planicie Nayarita, nubes y frío, unos felices otros apachurrados, unos con café de las Cumbres y la mayoría con champurrado, testimonio del término de un año complicado en materia financiera preámbulo de un 2010, la sombra de la Influenza estacional, la amenaza inclemente de aumentos de precios de productos y servicios, la presencia de un gasto público que privilegia lo político sobre lo económico, un lamento borincano que reconoce la pobreza que se enraiza en las zonas carentes de servicios y de cobijas calientitas–canción de Rafael Hernández que narra la situación de los pobres y campesinos en Puerto Rico en 1930-, y que dice: (oh Borinquen! La tierra del Edén, la que al cantar el gran Gauthier, llamó la perla de los mares ahora que tú te mueres con tus pesares, déjame que te cante yo también…).

Nos dice Luis Enrique Mercado, congresista federal, “hace 40 años, México era un país donde la mayoría de la población vivía mejor que la mayoría de la población de España; hace 30 años se vivía mejor en México que en Chile; hace 20 se vivía mejor en México que en Irlanda; hace 10, se vivía mejor en México que en Brasil. Hoy, en todos esos países ha subido el nivel de vida de la mayoría de la población; todos esos países son más competitivos que México; todos esos países han desplazado a México en la captación y generación de inversión; la economía de todos esos países crece más que la de México y, especialmente en los últimos dos años, Brasil es el referente en América Latina. México tiene resultados mediocres que decepcionan adentro y afuera”.

El combate a la pobreza se convierte en un problema de primer nivel, la profundidad llega a más de cincuenta millones de mexicanos viven sumidos en la pobreza, el 47,4% de la población, de acuerdo a un informe por el gubernamental Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Entre 2006 y 2008, periodos que compara el documento principalmente, el porcentaje de pobres ha subido cerca de un 5% en lo relativo a pobreza de patrimonio y a pobreza alimentaria. En total son 50,6 millones de mexicanos -el país tiene unos 107 millones de habitantes- los que viven en situación de pobreza patrimonial. Es decir, no cuentan con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades de salud, educación, alimentación, vivienda, vestido y transporte público.

Las cifras de 2008 en cuanto a pobreza patrimonial muestran un aumento de casi el 5% respecto a 2006, año en el que tocaban al 42,6% de la población. El incremento delata que hay 5,1 millones de pobres más que entonces.

De igual manera, la incidencia de la pobreza alimentaria (recursos insuficientes para adquirir los productos básicos de la cesta de la compra), pasó en el mismo periodo del 13,8% al 18,2%. Según las estadísticas, 7,2 millones de personas afectadas por la pobreza alimentaria vivían en zonas urbanas (localidades de 15.000 o más habitantes), mientras que 12.2 millones residían en el área rural del país.

México fue el único país de América Latina donde aumentó la pobreza mientras que en el resto de América Latina disminuyó, dio a conocer la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Por otra parte, un estudio sobre la pobreza de la Cepal indica que entre 2006 y 2008 hubo una disminución de la pobreza en la región excepto en México, único país donde se registró “un empeoramiento en la situación de la pobreza fue México, cuyo incremento de 3.1 puntos porcentuales entre 2006 y 2008 refleja los primeros efectos de la crisis económica que se empezó a manifestar hacia fines del año”, dio a conocer.

La Cepal señaló que en 2008 la pobreza llegó a 34.8% de la población (37 millones de mexicanos según su cálculo), lo cual representa un incremento de 3.1% respecto a 2006.

Un tema crucial, de amplio impacto social, que esperemos este 2010 el presupuesto sea canalizado de una manera más eficiente y se reduzcan estas impresionantes cifras, y en esta temporada de sensibilización espiritual, los recursos escasos sean canalizados hacia ese problema y no a la clásica concentración de riqueza vía cuchupos y repartición de ganancias a través del ejercicio de obra pública con su acostumbrado diezmo. En Nayarit podemos, si podemos.

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